Sears Roebuck: innovación en Catálogos y su Legado

Historia del Arte, estudios visuales, cultura material, mercadotecnia, psicología del consumo…

Hoy en día las grandes empresas minoristas a través de plataformas digitales mantienen catálogos de centenas de millones de productos. Quienes cuentan con un teléfono inteligente y un servicio de datos de internet, propio o proporcionado por un tercero, puede explorar igual cantidad de opciones de compra, y obtener los productos en su casa o en un buzón postal.

Las personas podemos desplazar (scroll) distintas opciones del artículo seleccionado. Sólo la yema de un dedo genera la acción de desplazarse entre un artículo y otro, así como ver las características. En la mayoría de los casos es posible ver imágenes desde distintos ángulos y revisar puntuaciones a través de reseñas de posibles clientes. Esta situación, normal en los últimos años, no es una novedad en la historia de Occidente.

Grandes almacenes en el siglo XIX se valieron de la estrategia de enormes catálogos impresos. En el caso de Estados Unidos de América, la empresa Sears Roebuck & Company, fundada por los socios Richard Warren Sears y Alvah Cursis Roebuck en 1891, alcanzó gran fama por la capacidad de abastecer casi cualquier artículo fabricado en Estados Unidos, sino también poner a la venta artículos de importación. Cabe aclarar que no son los creadores del concepto de catálogo de artículos, pero sí uno de los impulsores con mayor creatividad para adaptarlo a los contextos culturales, históricos y tecnológicos.

Estos catálogos, minuciosamente ordenados por categorías, no sólo satisfacían de los artículos necesarios para cualquier familia, persona o actividad económica, sino que ayudaron a generar la demanda de bienes no necesarios, pero deseables, a partir de sus imágenes y la ponderación de sus características, beneficios y mediante la garantía de que llegarían vía correo a gran parte del territorio norteamericano.

El sistema Sears Roebuck ha sido de interés para distintas disciplinas dentro del ámbito del comercio, la psicología de consumo, la cultura material, la estética y también, debería de serlo, para el análisis del capitalismo y la construcción del imaginario de los norteamericanos. Make America Great Again!, grito político de los republicanos es Estados Unidos, se sostiene sobre imágenes, recuerdos y la retórica política. El país de la abundancia, de la libertad, del desarrollo industrial, del abasto, de la competencia, de los transportes eficientes, entre otros aspectos, se puede seguir a través de las visualidades propuestas en diarios, revistas y, por supuesto, en los catálogos, en construcciones que se han consolidado a través de una larga duración.

Como un ejemplo de la importancia de los catálogos, proponemos la revisión inicial de uno de estos. Se trata de Consumers Guide 107 de 1898, editado por Sears Roebuck & Co.

Desde los estudios de arte, específicamente en el reconocimiento del papel de lo visual y su relación con la identidad social y la cultura material, es de gran substancia la revisión de los catálogos de distintas empresas, así como su transición de lo impreso a lo digital. Es deseable una mayor cantidad de investigaciones sobre los efectos de la publicidad visual, no sólo por lo que se revela en cada sociedad, sino para comprender el funcionamiento económico, la sostenibilidad mundial y el cambio de miradas e intereses en ciertos sectores de consumo dentro de una sociedad específica.  

Impacto de la Estética en las Vocaciones Religiosas Contemporáneas

Las personas que vivieron en los siglos XVII al XIX tuvieron como una de las principales fuentes de inspiración, para asumir la vida religiosa, las representaciones e invitaciones que se hacían desde el púlpito, la convivencia, el ejemplo de distintos carismas como parte de lo cotidiano, las devociones religiosas, la pintura en los templos, las estampas, hagiografías y, más tarde, los cromos en litografía y la prensa católica. Las corporaciones religiosas y la Iglesia diocesana contaron con la colaboración de talleres y artistas que mantenían una producción comunicativa para otras esferas de la vida, siendo varios de los talleres y artistas más reconocidos estupendos propagandistas al servicio de diferentes causas.

No faltaron tampoco, personas dentro de la vida religiosa que destacaron por su conocimiento de la plástica, e hicieron importantes contribuciones a manifestar, visualmente, los conceptos de la fe así como la invitación a considerar las vocaciones dentro de la iglesia Católica.

Con la industrialización y con la confrontación Estado-Iglesia, las vertientes de la vida religiosa adquirieron otros matices: la Iglesia Triunfante, puesta en cuestionamiento y amenazada por otros actores sociales, fue dejando a un lado la generación de discursos meramente visuales de mediana o alta complejidad, quizás incluso por falta de patrocinios o por otras razones que valdría la pena estudiar.

En las últimas décadas del siglo XX, la conformación del universo visual para la atracción de vocaciones fue dando un giro importante. Una estética más cercana a los trabajos de Margaret Keane, Kim Casalli y a otros prospectos más cercanos a la ilustración infantil. Los personajes, de grandes ojos, sonrisas amplias y gestos divertidos se hicieron comunes, para transitar al siglo XXI con el uso de formatos más estandarizados, algunos incluso provenientes de plantillas que se consiguen en diferentes repositorios. Una de las preguntas centrales es: ¿cuál es la razón de esta simplificación visual? ¿cuál es el resultado para el incremento de las vocaciones diocesanas y religiosas, tanto mendicantes, sanitarias, clericales como de contemplación?