Uno de los territorios estratégicos para la evangelización, iniciada tras la caída de México Tenochtitlan, fue Oaxaca. Las distintas regiones del actual Estado mexicano de Oaxaca eran fundamentales para el tránsito hacia el sureste e incluso para alcanzar lugares remotos bañados por las aguas del Pacífico. Al tiempo, Oaxaca tenía distintos recursos y la posibilidad de extender cultivos e industrias que eran económicamente redituables.
La Biblioteca Francisco de Burgoa narra, a través de su colección, los distintos procesos vividos por la sociedad oaxaqueña, algunos de ellos esperanzadores y otros dolorosos. Después de una historia azarosa hoy es ejemplo de políticas bien definidas de conservación y gestión documental. Su fondo es invaluable y un patrimonio que debe de ser tanto procurado como aprovechado.